Tener un hijo suma felicidad en la vida de cualquier pareja, sin embargo, una investigación llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Ku Leuven (Bélgica) analiza de una forma más profunda que en algunas etapas pueden ser más infelices los padres que tienen hijos a su cargo que aquellos que no los tienen. Sin duda, un hijo aporta satisfacciones pero también suma preocupaciones.
Una investigación que ha sido realizada por el Consejo de Estudios Económicos y Sociales del Reino Unido reduce el periodo de felicidad máxima de los padres al año anterior al nacimiento del bebé y al primer año de vida de éste. Stephanie Scheneider, es la autora del libro ‘Los secretos de las madres felices’ (Oniro, 2006), un libro en el que presenta la maternidad más como una profesión a largo plazo. Es decir, como un aprendizaje que reporta mayores niveles de felicidad cuando se afronta con serenidad y cuando se deja de lado estereotipos vinculados con la perfección.
En última instancia la felicidad no es algo permanente sino un estado personal en constante evolución. La felicidad se compone de distintos ingredientes por lo que este sentimiento no puede reducirse a la paternidad. Quienes poner todas sus expectativas de desarrollo personal en sus hijos se frustran todavía más porque los hijos tienen que cumplir su propio camino.
Uno de los principales consejos para elevar los niveles de felicidad en la paternidad es vivir el presente de una forma más consciente porque los principales temores están asociados con aspectos de futuro que surgen cuando la mente se adelanta al mañana. No existe un manual para padres sino un constante aprendizaje.
Fuente – Eroski
Foto – Ornella Sena