Existen noticias bonitas y emotivas que muestran la fragilidad y a la vez, la fortaleza del corazón humano. Y es que, Melinda, un bebé que pesó sólo trescientos gramos al nacer volverá a casa por Navidad. Sin duda, no puede haber un reencuentro más emotivo que este. Los médicos no apostaban por la vida de este bebé ante su fragilidad física, sin embargo, estuvo en la incubadora y conectada a máquinas durante este tiempo en la unidad de cuidados intensivos neonatales de USC Medical Center de Los Angeles.
Se piensa que Melinda ha sido el segundo bebé más pequeño del mundo que ha logrado seguir con vida y el tercero en el mundo. Seguro que este caso puede servir de esperanza a muchas familias en las que ha nacido un bebé con problemas de peso o algún problema de salud. Sin duda, la naturaleza es sorprendente.
La madre de Melinda sufrió hipertensión arterial durante el embarazo por lo que tuvo un problema con la placenta. La placenta es el órgano a través del cual, el bebé se alimenta durante su proceso de gestación. Cuando sólo tenía un mes de vida tuvo que ser tratada por un problema en un ojo. Un tipo de molestia que es frecuente en los bebés prematuros. Hace sólo un mes, fue sometida a una operación quirúrgica con el objetivo de cerrar una arteria. Y a partir de allí, justo desde entonces, la madre puede abrazar a su bebé. Una espera que seguro que ha merecido la pena y ahora, Melinda en casa seguro que se recupera mucho más rápido.
Esperemos que a lo largo de la Navidad, podamos tener acceso a otras noticias tan bonitas como esta. Le deseamos lo mejor del mundo a Melinda.
Imagen y más información: La Razón