Tras comentar la importancia de una buena merienda para los pequeños de la casa, puedes seleccionar los alimentos teniendo en cuenta el siguiente semáforo:
Frecuentemente. De forma diaria, porque aportan nutrientes importantes y no muchas calorías:
- Frutas variadas
- Zumos de fruta natural.
- Macedonia de frutas.
- Leche semidesnatada (mayores de dos años).
- Quesos frescos.
- Yogur natural desnatado (mayores de dos años).
- Yogur de frutas desnatado (mayores de dos años).
- Yogures bebibles desnatados.
- Batidos de frutas.
- Batidos de leche y frutas.
- Pan blanco e integral.
- Cereales de desayuno (tipo corn flakes).
- Galletas ligeras tipo “María”.
- Barritas de cereales sencillas.
- Bizcocho y magdalenas caseras.
- Jamón de york o pavo.
- Tomates cherry.
- Bastoncitos de zanahoria.
- Helados y polos de fruta natural.
De vez en cuando. Semanalmente, dependiendo de las actividades y el gasto energético de los niños:
- Frutos secos: dentro de éstos, las avellanas son uno de los de mayor aporte energético. Una ración de 30 gramos (un puñado) aporta unas nada despreciables 200 kilocalorías. Sin embargo, las nueces, que también tienen un gran aporte calórico, contienen unas grasas de excelente calidad.
- Chocolate amargo: el negro es nutricionalmente mejor que el chocolate con leche, ya que ésta reduce su poder antioxidante.
- Albaricoques secos (orejones): el valor calórico de las frutas desecadas es elevado.
- Dátiles.
- Quesos semicurados: son una buena fuente de calcio, pero aportan importantes cantidades de grasas saturadas.
- Flanes.
- Natillas.
- Arroz con leche.
- Palomitas.
- Bocadillo de chocolate.
- Barritas de cereales con chocolate.
- Cereales azucarados o con chocolate.
Poca frecuencia. Para situaciones especiales, ya que aportan excesivas grasas y azúcares.
- Bollería industrial.
- Snacks salados.
- Refrescos azucarados.
- Helados industriales.
- Néctares artificiales.
- Galletas rellenas.
- Quesos curados.
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