3. Poner límites. No es muy responsable dejar a los niños relacionarse y vivir con “absoluta libertad”. De hecho, ellos necesitan una sana disciplina y cierto orden para crecer de manera equlibrada, y por eso es necesario marcar límites; aunque los pequeños traten constantemente de sobrepasarlos. La realidad es que ciertas reglas y estructuras son necesarias y debemos velar por su mantenimiento, sin hacerlo de una forma obsesiva. Es decir, debe existir cierta flexibilidad y mucha coherencia en cuanto a palabras y actuaciones… lo que ayudará a la formación de una correcta autodisciplina.
Regla de oro: actúa con coherencia y sé constante en el día a día, dejando bien claro qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, así tu hijo irá interiorizando esos patrones que se adecuan a una determinada estructura familiar, con unos valores presentes en su desarrollo.
4. Lograr las cosas con esfuerzo. Desde el principio es conveniente que los niños se dan cuenta de que lo obtenido debe ser proporcional y equilibrado con el esfuerzo realizado, nuestra respuestas no ha de ser un “sí” inmediato ante cualquier petición o deseo. Realmente no les estamos ayudando cuando accedemos a todo lo que nos piden, pues de esa manera estamos haciendo que nunca puedan aceptar un “no” como respuesta y no serán capaces de canalizar adecuadamente las frustraciones que, con toda seguridad, tendrán a lo largo de toda su vida.
Regla de oro: para que adquiera hábitos positivos repite con él conductas apropiadas, así irá asumiendo comportamientos mejores, más maduros y que a la larga se agradecerán, pero que, de entrada, cuestan enorme trabajo en una primera etapa, en la que la voluntad está virgen y sin dominar. Recuérdale que, para conseguir las cosas, necesita esforzarse y predica con el ejemplo.
Imagen: switchedonchildren
Aspectos para el desarrollo y personalidad adecuadas I – Aspectos para el desarrollo y personalidad adecuadas III