Así en el estudio de la Fundación BBVA Los hombres jóvenes y la paternidad emergen tres tipos diferenciados: el padre intenso, el padre responsable y el padre complementario.
El padre intenso. Es el que está centrado en la atención al hijo, cuya aparición hace que su vida cambie totalmente. La interrelación entre el padre y el hijo supone también un desplazamiento de la madre a un lugar menos preponderante. El contenido más potente de la paternidad para este tipo de padre es emocional.
El padre responsable. Es aquel que desde antes de nacer el hijo ya ha asumido su papel. El proyecto de tener un hijo le llena de buenos propósitos. Está dispuesto a sacrificar sus horarios de trabajo, sus hobbies o deportes para estar más tiempo en casa. El valor está en el intercambio de papeles; su propuesta es compartir y adoptar un papel equivalente al de la mujer.
El padre complementario. Se caracteriza por apoyar desde el exterior lo que pide su mujer, ya que una serie de labores paternas las ven con mayor naturalidad en sus mujeres que en ellos mismos. Se interesa, colabora y acepta las exigencias de su mujer porque cree que así es la realidad actual y que no se puede evadir del rol de padre que le exige la nueva sociedad. Lo hace más por adaptación que por convicción, porque comparte, con las imágenes tradicionales de la paternidad, la idea de que las mujeres son diferentes y de que es a ellas a las que les corresponde el ejercicio de la maternidad como algo exclusivo y propio.
Imagen: helpme2parent
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