Existe un momento en muchas madres en los que les llega a resultar imposible dar el pecho a su bebé en todas las tomas, un caso muy a la orden del día es cuando ellas tienen que volver a incorporarse al trabajo. Esto para algunas supone un conflicto al querer seguir utilizando la lactancia materna como alimento para su bebé. Pero esto tiene solución, puesto que tendrán la alternativa de extraer su propia leche para que después se le ofrezca al niño a través del biberón cuando la madre no esté.
Para este fin, existen los llamados aparatos sacaleches, que podrán ser manuales o eléctricos. Los eléctricos se encuentran de dos tipos, individuales o dobles, estos últimos resultan más rápidos ya que podrán extraer leche de ambos pechos a la vez.
Si se quiere extraer la leche sin aparatos, es decir de forma manual, será necesario estimular el pecho. La forma más sencilla para conseguirlo es hacer la extracción de uno de los pechos mientras se le da el otro al bebé. Si no se realiza durante la toma, habrá que masajear el pecho para que la leche fluya más fácilmente, para ello se rodeará la aureola y se ejercerá una leve presión hacia atrás, para después volver hacia adelante mientras se aplica una ligera presión con los dedos. Antes de hacer esto es recomendable tener bien limpias las manos, así como el pecho siempre y cuando se haya utilizado en él algún tipo de producto como pueden ser las cremas.
Una vez tengamos la leche extraída, habrá que conservarla si no se le va a dar al bebé en ese mismo momento, siempre en un envase de vidrio o plástico duro. Si se va a consumir en las próximas 24 horas, se podrá almacenar en el frigorífico (a unos 15 grados), y si se va a tardar más tiempo, la meteremos en el congelador donde podrá aguantar hasta 3 meses (en el caso de que sea tipo combi, es decir, aquellos congeladores que van con puertas separadas del resto). En cualquier caso, se recomienda siempre almacenar cantidades pequeñas, para evitar tener que tirar lo que nos sobre, y para que su descongelación sea más rápida.
Para utilizar después esta leche, bastará con calentarla un poco (a la temperatura que tendría desde el pecho), para ello bastará con ponerla debajo del grifo o un rato al baño María… ¡OJO!, jamás se pondrá directamente al fuego porque perdería parte de sus propiedades. Y en el caso de que la leche esté congelada, pondremos el recipiente bajo el grifo, primero con un chorro de agua fría, para después ir subiendo la temperatura del agua poco a poco hasta la completa descongelación.