Cómo cortar las uñas a un bebé

En cuanto llega el bebé a casa existen unas cuantas cosillas que suelen ponernos de los nervios. Por un lado sabemos que no nos queda otro remedio que hacerlas, pero llevarlas a cabo nos produce miedo, sobre todo ante la idea de poder dañar a nuestro pequeñín.

Entre ese cúmulo de nuevas experiencias que van a poblar los primeros días del bebé en el hogar están, por ejemplo, el primer baño, en el que tienes la sensación de que el niño es un pedazo de “blandiblú” que chorrea por entre tus dedos; la primera vez que usas un bastoncillo para los oídos y piensas que acabarás “tocándole” el cerebro desde la oreja; el momento en el que tienes que usar el “sacamocos” y primero lo pruebas tú para cerciorarte y entonces empiezas a llorar como una descosida y juras y perjuras que tu hijo no va sentir esa sensación de que le vacían los pulmones “¡¡nunca jamás!!”; y, por supuesto, el primer corte de uñas… (sin comentarios).

Lo cierto es que todas las mamás sabemos que no podemos dejarles lucir unas uñas a lo “Fumanchú”, pero si por nosotras fuera el cortauñas lo iba a coger su padre… y nunca mejor dicho; sólo que a papá le ocurre lo mismo que a nosotras y está pálido pensando en cómo agarrar la manita y recortar la uñita sin arrancarle todo el dedo al pobre bebé. Así que la pregunta es, ¿cómo podemos cortar las uñas a un bebé?

La verdad es que tendremos que armarnos de paciencia y realizar esa labor, entre otras cosas para evitar que nuestro recien nacido se arañe y también que nos deje nuestra propia cara como si fuera un mapa mundi. Tranquilos y al tajo que tampoco es tan difícil, aunque lo parezca.

Las primeras veces las uñas estarán blanditas y muy pegadas a los dedos, pero sólo necesitaremos un poquito de delicadeza y realizar la operación mientras los pequeños duermen, para evitar que se muevan y poder agarrar mejor sus dedos.

Puede resultar más fácil si usas una tijera de bebé, más pequeñas y sin puntas. Por cierto, no las cortes muy al ras, sólo lo que sobresale del dedito. Ánimo porque pronto podrás comprobar que no resulta tan dramático y poco a poco lo irás incorporando a la higiene habitual de tu hijo.