Es común encontrar casos en los que la madre no puede dar a su bebé toda la leche que éste necesita, bien por no tener suficiente, bien por sentirse en la obligación de tener que trabajar (o cualquier otra situación que le impida darle el pecho en alguna de las tomas). En situaciones así, se aconsejable la llamada lactancia mixta, es decir, aquella alimentación en la que se alternan la leche de la madre, junto con la artificial, y en la que se suele ofrecer al bebé en una toma solo el pecho, y en la siguiente exclusivamente la leche artificial.
Esto no siempre es fácil de llevar, ya que al bebé terminará por llamarle más la atención el biberón por dos razones: una es que la leche artificial es más dulces y por tanto les gusta más, y otra es que siempre es más sencillo y requiere menos esfuerzo sacar leche del biberón en lugar del pecho. Por ello, hay que tomarse al pie de la letra el orden de las tomas, y si en una de ellas le toca el turno al pecho, evitar darle el biberón… a no ser que veamos que después de haberle ofrecido los dos pechos el niño sigue con hambre, en cuyo caso habrá que complementar la toma con leche artificial.
Si dejamos atrás los problemas naturales, como que la madre no cuente con mucha leche, la mayor causa de utilizar este tipo de alimentación es la incorporación de la mujer al trabajo. En estos casos, se recomienda dar el pecho justo antes de salir de casa, después, mientras ella está fuera, al bebé se le dará el biberón, y cuando la madre regrese se continuará con el pecho en todas las tomas restantes. No obstante en estas situaciones, también se puede optar por la opción de extraer la leche materna y conservarla (en el frigorífico o en el congelador) para que se le ofrezca al niño mientras la madre está ausente… pero de esto hablaremos más a fondo próximamente.