¿Qué es la mastitis?

La mastitis es una infección que puede darse en la mujer durante la etapa de lactancia (aunque se podía dar también en otras ocasiones, pero si es en esta época se llamará mastitis puerperal) que se produce debido a la inflamación de las glándulas mamarias . Esto suele dar la cara alrededor de la tercera semana tras el parto. Lo que ocurre es que los conductos por donde pasa la leche se bloquean, y como consecuencia de ello, la mujer sentirá dolor en los senos, e incluso podría llegar a tener fiebre, escalofríos, y otros síntomas similares a los que se sufren durante la gripe. Si se da el caso, es imprescindible que un médico lo trate, ya que en algunas ocasiones podrían terminar provocando abscesos, a los cuales habría que enfrentarse de forma quirúrgica.

Dar masajes en el pecho afectado es una buena opción para aliviar el problema, así como el calor húmedo, o colocar en el mismo compresas frías.  Pese a sufrir mastitis, es recomendable que el bebé siga tomando del pecho problemático, o bien sacar la leche con un sacaleches para que se siga produciendo.

La mastitis se puede deber a algo tan común como son las grietas en los pezones, ya que a través de ellas es más fácil que se coja una infección. También el hecho de no utilizar un sujetador apropiado, que apriete los pechos podría ser otra de las causas, ya que no es bueno tenerlos comprimidos.

¿Se puede prevenir la mastitis? Pues hay un truco que podría funcionar, y es que parece ser que cuanto más tiempo el bebé pase mamando, menor es el riesgo de que esto ocurra. Esto no será tan fácil como parece, ya que no se puede obligar al recién nacido a succionar, pero sí se puede, como ya decíamos, utilizar un sacaleches para ese fin. Y ante todo, es importante mantener un buen cuidado del pezón, a través de la higiene, y si es necesario y recomendado por el médico utilizar alguna crema específica para curar las grietas (en el caso de que las haya).