Parece ser que el hecho de chupar o succionar, es algo que los bebés necesitan hacer durante sus primeros meses de vida. Se podría decir que este acto lo buscan como un medio para tranquilizarse, es por ello que mientras están mamando se les ve tan relajados.
A consecuencia de esto, es habitual que el bebé termine por habituarse al chupete, o en muchos otros casos a su propio dedo. Lo segundo, es decir, chuparse el dedo, suele terminar por preocupar más a los padres, ya que deshabituarlos al chupete es cuestión de eliminarlo de la vista, aunque esto les cueste, pero quitarles el hábito del dedo es más complicado, ya que lo llevan siempre encima y preparado para una emergencia :-D.
La mayoría opina que es un error enfadarse o castigar al niño por chuparse el dedo, ya que se entiende que si lo hace es por esa necesidad de chupar de la que hablábamos antes. El hecho de llevarse el dedo a la boca, implica que algo le pasa, o está intranquilo, o tiene hambre, o sueño, o cualquier otra causa.
Según algunos especialistas el hecho de chuparse el dedo podría desaparecer poco a poco, si se tienen cubiertas sus necesidades, entre los 2 y 4 años. Si un niño después de esta edad sigue haciéndolo, es probable que sea por alguna causa, bien porque estar mimado, por encontrarse ante alguna causa que le cree inquietud o malestar (el entorno, el relacionarse con otros niños, etcétera), en cuyo caso se aconseja indagar cuál puede ser el motivo de ello e intentar solucionarlo para evitar posibles problemas, como son los dentales (los dientes terminan desplazándose hacia afuera o hacia dentro) o las deformaciones maxilofaciales. Si el niño abandona el hábito antes de los 5 años, posiblemente no tenga mayor problema ya que es a partir de esa edad cuando comienzan a salirle los dientes definitivos, si no es así, es muy probable que después llegue a necesitar ortodoncia.