El hecho de que un niño saque a un padre de sus casillas es algo que ocurre un día sí y otro también. Aprender a controlar esas situaciones requiere de constancia y paciencia, no se recomienda dar un cachete al pequeño en ese momento de discusión y confusión, sino que será más efectivo recurrir al castigo, el cual dependerá siempre de la edad del niño.
¿Cómo castigarlo?, pues sin pasarse y sobre todo manteniéndose firme en una decisión. Es muy habitual que en los momentos de crisis, el padre o madre proceda a sentenciar un castigo que finalmente no va a poder cumplir por ser a largo plazo, por que cuando se serena medita y piensa que es exagerado, o por cualquier otra causa. Es por ello, que los castigos deben analizarse antes de lanzarlos al aire, ya que si el niño se acostumbra a que son simples amenazas, terminará por hacer oídos sordos a lo que le digan sus padres. De manera que hay que: por un lado pensar antes de hablar, y por otro lado, cumplir siempre al pie de la letra lo que se le ha impuesto. Un método que se suele utilizar a menudo es el de castigar al niño a sentarse en una silla, para que piense en lo que ha hecho (el tiempo que allí permanecerá irá acorde con su edad y será también proporcional a la falta que ha cometido).
Los más pequeños, ante un castigo, utilizarán la técnica del llanto, esto lo hacen para quemar su último cartucho y terminar escapando de lo que se le ha impuesto. También en esta situación hay que ser firmes, y pensar que ese llanto pasará, quizás antes de lo esperado, y que no pasa nada porque llore un poco, la finalidad es lo que importa, y esa finalidad es que él entienda que ha hecho algo mal y que no le interesa volver a repetirlo si no quiere volver a ser castigado. Y cuando el niño ya tenga una edad más avanzada entre 4 y 8 años, no estará de más pedirles que expliquen por qué no deben realizar determinada acción, para ver si lo han entendido.
Por regla general, lo ideal es castigar al niño a corto plazo, es decir, mejor en ese mismo día, y además, jamás se le desprestigiará, o insultará, los reproches se deben dejar fuera en todo momento.