Ya os comentábamos en un artículo anterior qué era la enuresis o “síndrome de la cama mojada” y en ésta ocasión trataremos de vislumbrar cómo será el proceso que habitualmente se siga para tratar la enuresis infantil.
En principio, quizá lo que más nos convenga saber es que lo mejor es tratar la enfermedad cuanto antes, ya que así será más fácil eliminarla antes de que factores como la ansiedad, la vergüenza y la inseguridad se instalen en el niño y se produzcan problemas más graves al llegar a la adolescencia.
Para ello resulta muy certero acudir al pediatra en cuanto constatemos que los episodios de enuresis son relativamente frecuentes en todo niño que supere los cinco años de edad. Será el médico quien se encargue de averiguar los motivos y proponer el tratamiento más adecuado, siempre según cada caso en particular y esto no debe extrañarnos.
La causa por la que un niño moja la cama es personal e intransferible. Con ello queremos decir que el tratamiento del paciente debe ser personalizado y el pediatra decidirá si éste será educacional, psicológico, farmacológico o combinando varias técnicas.
Las pruebas que los especialistas suelen proponer para conseguir el mejor de los tratamientos o incluso diagnosticar que no existe razón para preocuparse, comienzan por lo general con una consulta en la que se preguntará sobre los hábitos de micción del niño, la frecuencia de episodios de cama mojada, la posibilidad de posibles inconvenientes en su ámbito escolar o familiar: problemas en el cole, muerte de algún pariente, divorcio de los padres, otras enfermedades, llegada de un nuevo miembro a la familia…
Tras este paso se realizará una exploración que ayude a descartar un posible origen fisiológico del problema, ello también puede ir acompañado de analítica para detectar algún tipo de infección en la orina que provoque el escape del pipí.
Ocasionalmente también podrá complementarse el estudio con otras pruebas diagnósticas, tales como la ecografía, la medición de la cantidad de calcio en la orina o incluso la colaboración de los padres llevando un diario sobre las micciones del niño.