Algo en lo que harán mucho hincapié tanto el matrón o matrona que haga el seguimiento del embarazo como el propio médico en la mujer embarazada, será que ésta no coja más peso del recomendado. Durante el primer trimestre, es normal llegar incluso a perder peso por el hecho de las nauseas matutinas y los habituales “ascos” hacia las comidas, pero una vez que desaparecen estos síntomas por regla general la mujer comienza a tener más hambre, y es entonces cuando comienza a coger peso si no controla la alimentación.
El aumento recomendado de peso normal oscilará entre los 10 kilos y los 16, dependiendo de cada mujer y su constitución. Pasarse podría traer consecuencias que se podrían evitar si se tiene un cierto control.
Algo obvio, es que a mayor aumento de peso, más dificultad tendrá la mujer después para perder todos esos kilos ganados, pero esta causa puede parecer simplemente estética y por ello no se le da mayor importancia. Sin embargo, hay otros problemas que dicho aumento puede acarrear, los cuales sí suponen un riesgo. Algunos ejemplos de ello son:
– Mayor posibilidad de que se dé el caso de hipertensión, y como consecuencia de ello una preeclampsia.
– Aumento de sensación de cansancio, tanto por la retención de líquidos por la sobrecarga que lleva la mujer.
– El parto puede ser más costoso, ya que el feto tendrá mayor tamaño.
– En caso de cesárea, el volumen abdominal haría la labor más complicada, además las complicaciones después de la intervención en estos casos es más habitual.
– Un sobrepeso no permite al especialista saber exactamente el tiempo que tiene el feto (sobre todo en mujeres con periodos irregulares), además de no permitir determinar de forma manual en qué posición se encuentra o su tamaño, por lo que para ello se deberán utilizar otros procedimientos.
– El exceso de carga, podrá provocar en la mujer dolores musculares en la espalda o en las piernas.
– Existe una mayor posibilidad de que aparezcan varices o estrías.