Cuando una pareja se entera de que van a ser padres, en principio no es común plantearse el hecho de que en vez de un bebé, puedan venir dos, o incluso más, es por ello que cuando se enteran de la noticia, ésta les cae de sorpresa y no saben cómo reaccionar, pasando después por diferentes etapas como es el miedo.
Ese miedo es totalmente normal, ya que en embarazos múltiples es más fácil que se puedan dar complicaciones. Algo común, es que no se desarrollen todos los fetos de forma correcta y que durante el embarazo haya que sacar a alguno de ellos, por ello cuando unos padres se enteran de esta noticia, hay que ir haciéndose a la idea sin que esto llegue a afectar el día a día.
Las causas más frecuentes por las que se pueden dar los embarazos múltiples, son por ejemplo, la fecundación in vitro (al fecundarse e implantarse más de un óvulo al mismo tiempo, es probable que más de uno salga hacia adelante), cuando hay antecedentes familiares, si la mujer tiene más de 35 años, o en el caso de que la mujer tome medicamentos que aumenten la fertilidad, entre otras opciones.
En un embarazo múltiple, como ya comentaba antes, es más fácil que surjan complicaciones: hipertensión, separación prematura de la placenta, nutrición de los fetos poco adecuada (por ello cuando nacen son más pequeños), anemia, etcétera.
A la hora del parto también suele haber algunas diferencias, como que el tiempo que dura la dilatación suele ser menor, el tiempo de expulsión es mayor, es más probable que se termine practicando una cesárea, si el parto es vaginal se utilizan fórceps un mayor número de veces que cuando tan solo hay un feto, se suele colocar una pastilla de oxitocina cuando ha salido el primer bebé para agilizar el nacimiento de los demás, así como se someterán a los bebés a un control más exhaustivo tras su nacimiento.