La insuficiencia cervical, también conocida como insuficiencia ístmico-cervical o cuello uterino incompetente, puede afectar a una de cada cien mujeres embarazadas. En esta complicación, que suele presentarse sin dolor ni aviso previo, el cuello del útero se dilata antes de tiempo, principalmente en el segundo trimestre, propiciando abortos y partos prematuros.
La pérdida del feto por esta circunstancia y en esa etapa del embarazo se denomina aborto tardío, muy distinto de los llamados abortos espontáneos que acaecen durante el primer trimestre de gestación. Pero expliquemos más detenidamente qué es la insuficiencia cervical.
El cuello uterino es el paso muscular entre el útero y el canal del parto. A través de él expulsamos la sangre menstrual y permitimos el tránsito de los espermatozoides en su camino a las trompas de Falopio. Naturalmente también es el lugar por el que el bebé tendrá que salir al exterior durante el transcurso de un parto natural.
Momentos antes del alumbramiento, el cérvix uterino -de unos 3 ó 4 centímetros de largo y 2,5 de diámetro- se dilatará alrededor de 10 centímetros, para facilitar el paso del niño. Hasta ese momento el cuello del útero debe permanecer cerrado y conteniendo al bebé dentro del líquido amniótico.
Sin embargo en ocasiones, sobre la semana número 13 de gestación, el cérvix comienza a abrirse, con lo que el saco amniótico comienza un proceso de alargamiento que puede finalizar con su desgarro y la pérdida espontánea del bebé o bien con un parto pretérmino.
Alrededor de un 25% de las pérdidas espontáneas ocurridas durante el transcurso del segundo trimestre se deben a las consecuencias de un cuello uterino incompetente y aunque existen factores de riesgo que pueden predisponer a la insuficiencia cervical, en bastantes ocasiones no existe causa previa.