La gastroenteritis o cualquier otra infección alimentaria, se hace más habitual en los meses de verano, probablemente esto es debido a que resulta más complicado mantener bien conservados los alimentos o porque al pasar más tiempo fuera de casa, se descuidan un poco más las normas higiénicas. Los diferentes gérmenes son los responsables de que aparezcan síntomas como diarreas, vómitos, dolores de barriga, etcétera, por lo que habrá que tener especial cuidado sobre todo cuando hay niños pequeños de por medio.
Los alimentos que resultan más peligros en estos casos, son todos aquellos que lleven huevo en su elaboración, las carnes, y los pescados. Una correcta manipulación ayudará a evitar los gérmenes, así como seguir las pautas más básicas, como:
– No romper la cadena de congelación. Los productos congelados se deben conservar a -18 grados, y una vez que se hayan descongelado se deben consumir rápidamente, teniendo además en cuenta que jamás se podrán volver a congelar.
– Lavarse bien las manos antes de tocar cualquier alimento.
– No fumar mientras se cocina.
– Hay que preparar bien los alimentos, para ello, y por regla general se deberán mantener durante 15 minutos a una temperatura interior de entre 70 y 75 grados.
– Hay que lavar a conciencia toda la verdura que se vaya a ingerir cruda.
– No comprar productos alimenticios que vengan con el envase dañado.
– Los artículos delicados y que se deben consumir rápido, como los yogures, cremas o huevos, deben conservarse siempre en el frigorífico a una temperatura de menos de 4 grados.
– A la hora de hacer la compra, los productos congelados se comprarán al final de la misma, para evitar que se descongelen.
– Hay que evitar que se pongan en contacto, los productos que ya se han cocinado con los que aún están crudos.
– Evitar dejar los alimentos cerca de fuentes de calor, como por ejemplo, dejar las bolsas de la compra en el coche cuando le está dando el sol.