Han vivido pegados a él durante los últimos meses. Ha estado presente en sus vidas casi desde el inicio, sobre todo si han surgido complicaciones con la lactancia. Y ha sido una de sus grandes fuentes de placer. ¿De qué hablamos? Del biberón, ese artilugio que ha cumplido la importante tarea de alimentarle y de darle consuelo. Así que… ¿cómo va a ser fácil decirle adiós?
Al año el niño ya come práticamente de todo y ‘como los mayores’. Es decir, que no solo debería sentarse a la mesa como los demás (en su trona, eso sí), sino que también usa los cubiertos y los vasos, igual que sus progenitores.
¿Igual que sus progenitores? Bueno, no con la misma destreza. Y es que manejar un vaso y una cuchara es bastante más difícil que llevarse el bibe a la boca. Pero en este año su motricidad fina ha dado un paso de gigante. Hacia los nueve meses ya podía sujetar las cosas entre el pulgar y el índice con gran precisión, lo que se llama pina digital superior. Esto le permitía una mayor destreza de movimientos.
Y del año a los dieciocho meses la presión será aún más eficaz. Sus dedos empiezan a trabajar de forma aislada, sus manos adquieren gran habilidad y se mueven sin dificultad. Resultado: ya puede comer y beber solo.
Pero este proceso se hace poco a poco. La primera conquista será la taza: es más fácil de usar (sobre todo si es de las que tiene dos asas y un sistema antivuelco). Al principio chupará la boquilla, intentará absorber su contenido, la golpeará contra la mesa… Lo mismo ocurrirá con la cuchara: la tirará y se reirá cuando caiga al suelo, la chupará y se la restregará por toda la cara. Pero, ¿no resulta encantados ver a un niño alzando su cuchara como un trofeo y con la cara completamente manchada?
Lo verdaderamente importante no es que el pequeño coma como una persona mayor, sin mancharse, sin escupir, sin rechistar y tomando toda la cantidad que nosotros queremos. Lo importante es que ensaye con los cubiertos, que experimente y se de cuenta de que ¡sirven para comer!
Así que aquí va el primer motivo para que abandone el biberón: la necesidad de aprender a usar la taza y los cubiertos. Pero aún hay más. Olvidarse del bibe es una señal que indica que nuestro pequeño se está haciendo mayor y más autónomo.