Una de las cosas más típicas en Halloween, es que los niños se lancen disfrazados a la calle y vayan de puerta en puerta diciendo aquello de “¿Truco o Trato? Hasta aquí todo sería normal, pero si quien abre alguna de esas puertas, opta por “Trato” y da al niño un puñado de caramelos… ¿dónde los va a guardar?
Hay que ir preparados cuando se vayan a pedir golosinas, pero no de cualquier forma… hay que tener presente algo que no se debe hacer, y es que, una bruja, un vampiro, un esqueleto, o cualquier niño disfrazado de forma terrorífica, no podrá ir jamás con una bolsa doblada del Carrefour. Y es que, bolsa de plástico y disfraz son términos que están muy reñidos.
Por ello, otro de los preparativos que podrán hacer los padres con los niños, es un recipiente para guardar todas las chuches, y que vaya acorde con las fechas. Aquí proponemos uno que es sencillo para que los niños participen a la hora de hacerlo.
Se necesitará: Un rollo de papel de cocina, un globo, un bote de cola, témperas (o rotuladores en su defecto), agua, una cinta, tijeras y pinceles.
Para comenzar se hincha el globo y se le hace el clásico nudo para que no se escape el aire. A continuación, en un recipiente mezclamos agua y cola a partes iguales, removiendo para que se liguen bien ambas cosas.
Mojamos trozos de papel de cocina en la mezcla y después se irán colocando sobre el globo hasta cubrirlo completamente (dejando a la vista la boquilla). Cuando esté seco, se volverá a repetir este último proceso, y cuando nuevamente se vuelva a secar… se hará una tercera vez más.
En el momento que vuelva a estar seco, con unas tijeras se recortará la parte de arriba haciendo un agujero del tamaño que se desee (hay que tener en cuenta que por ahí es por donde se irán metiendo los caramelos, de manera que es mejor hacerlo grandecito para que entre bien la mano del niño).
Se cubre todo con pintura naranja, si se utilizan temperas, habrá que esperar a que se seque para seguir. Después se dibujará con lápiz la cara de la calabaza (los ojos, la nariz, y la boca) y se colorearán de negro.
Para terminar, se harán unos agujeritos a cada lado de la calabaza, y se pasará la cinta que servirá de asa… y ¡listo!, los niños ya estarán preparados para salir a pedir golosinas.