Si hay un elemento que no puede faltar en Halloween es sin lugar a dudas la clásica calabaza, y si ésta tiene una de esas sonrisas terroríficas, y además desprende fuego de su interior, pues mejor que mejor.
Lo primero que habrá que hacer, es obviamente, ir al mercado y comprar una calabaza. Dará igual el tamaño, eso irá con gustos, pero lo que sí es importante es que sea achatada, ya que así se asentará mejor y será más fácil manipularla, además de que con esa forma quedará mucho mejor a la vista.
Para comenzar, se dibujan en la calabaza lo que van a ser los ojos, la nariz, y la boca. A continuación se cortará la parte superior (si se va a utilizar para poner velas una vez acabada) o la inferior (en el caso de que se desee introducir una bombilla, que necesita electricidad). El agujero que se va a hacer tiene que ser al menos del ancho de la mano, ya que hay que introducirla dentro para sacar todo el interior de la calabaza. También hay que tener en cuenta que el corte se debe realizar en ángulo de unos 45 grados, ya que si se corta recto, después no se tendrá donde apoyar la tapa.
Una vez hecho el agujero, se sacará toda la pulpa y las semillas del interior, se puede hacer con una cuchara resistente, o mejor aún con una cuchara de las que se utilizan para el helado. Hay que profundizar bien rascando todas las paredes de la calabaza, haciendo mayor hincapié sobre la zona en la que está dibujada la cara. Cuanto más limpio quede el interior, más durará la calabaza.
Después, con un cuchillo de punta se cortará cada parte de la cara. Esto es laborioso y habrá que tener paciencia, ya que si no es así se podría cortar demás y estropear el resultado. Una vez realizado esto se puede echar un poco de vaselina por los bordes para que no se ponga fea. Y para terminar, se coloca en su interior una vela preferiblemente (ya decíamos que está la opción de la bombilla), y listo… con la luz apagada será aún mejor.
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