Los piojos son un problema que, pese a no suponer ningún riesgo para el niño, pueden llegar a dar más de un quebradero de cabeza. Estos enemigos aparecen sobre todo cuando los niños se encuentran en edad escolar.
Pese a que como decíamos no entraña mayor problemas, a parte del puramente molesto, sí hay que ponerse manos a la obra e intentar deshacerse de ellos lo antes posible, ya que el contagio es fácil y se podría propagar al resto de hermanos, padres, y todo aquel que se encuentre en contacto con el pequeño.
A los niños en edad preescolar es conveniente realizarles exploraciones habitualmente, incluso si no hay signos evidentes de que puedan haberse contagiado. Para ello se controlará el cuero cabelludo. Si por algo es inconfundible que se tienen piojos, es por la aparición de liendres, que son ni más ni menos que sus huevos, y que se encuentran normalmente a apenas un centímetro del cuero cabelludo (principalmente detrás de las orejas y la nuca). Son fáciles de identificar: presentan una forma ovalada, de color marrón, y su superficie está recubierta por una sustancia pegajosa, lo que facilita la adherencia y evita que se caigan del cabello. Ayudarse de un peine de púas largas y muy finas e incluso de una lupa, ayudará a encontrarlos en el caso de que el niño se hubiera contagiado. Otro signo muy obvio, es cuando el pequeño se rasca la cabeza constantemente, señal de que los piojos le están produciendo picaduras.
Para eliminar las liendres, se utilizará como señalábamos, el peine específico que se irá pasando por el cabello desde la raíz, hasta las puntas. A continuación, el peine se introducirá en un recipiente en el que previamente se habrá echado agua y vinagre, para asegurarse que se terminan matado.
En las farmacias se podrán conseguir productos específicos para eliminar los piojos, que pueden encontrarse en forma de gel, lociones o espumas, y que por regla general se aplican sobre el cuero cabelludo, y se dejan actuar unos minutos. Pero pese a que parezca que el problema se ha solucionado, se recomienda volver a repetir la operación transcurridos unos días, unos diez días, tiempo que tarda una liendre en salir del huevo aproximadamente, una medida importante a tomar por que pudiera ser que alguno de los huevos se quedase atrás en la exploración, se abra, y se vuelva a producir de nuevo todo el proceso.