Una vez que se el médico confirma que el niño es celíaco, dará a los padres toda la información posible respecto al tema, pero es normal, que una vez fuera de la consulta, sientan que el mundo se les viene encima. Y es que cambiar los hábitos en la alimentación no es tarea sencilla, al haber estado acostumbrados hasta la fecha, a ir al supermercado y añadir a la cesta de la compra lo que mejor les parecía.
Desde el momento que se recibe la noticia, habrá que mentalizarse, y centrarse especialmente en lo que no puede comer el niño, y el mejor consejo para los padres, que deberán aplicar siempre que no estén seguros de lo que van a comprar, será: LEER la composición que aparece en la etiqueta del producto del que se duda, y si después de hacerlo, aún se sigue sin tenerlo muy claro, lo mejor es no ofrecérselo al niño.
Si los niños son mayorcitos, es interesante involucrarlos en el tema, y cuando se esté haciendo la compra se le puede hacer partícipe de ella, invitándolos a que sean ellos quienes lean las etiquetas y decidan (obviamente bajo la supervisión de los padres) si puede comer el producto o no. De esta forma se irán acostumbrando e irán tomando conciencia del problema, cosa que a la larga les vendrá muy bien en los momentos que coman fuera de la casa y no estén los padres presentes.
Como decíamos, el médico probablemente dará un listado de alimentos que puede consumir el niño, así como otro listado en el que aparecerán los prohibidos. Pero no obstante, también habrá que tener cuidado con los que en principio puede comer, ya que hay alimentos que, pese a no contener gluten, sí han estado en contacto con otros alimentos que lo contienen y por tanto cabe la posibilidad de que contenga trazas, por lo que habrá que prestar también atención a estos.