Muchos son los que coinciden que una mascota es beneficiosa para los niños, ya que por un lado el niño aprende a tener responsabilidad, por otro estimula la sensibilidad del niño, y en otro plano, las mascotas serán su mejor compañero de juego (¡ojo! decimos compañero de juego y no juguetes).
Para que los padres estén tranquilos mientras su bebé o los niños más mayorcitos estén en contacto con el animal, será imprescindible mantener su buena higiene. Pero además de tener al animal limpio, se deberán tener todas las vacunas al día, así como haber administrado al animal todos los tratamientos preventivos recomendados (como los que previenen los gusanos y pulgas). También habrá que educar a los niños y enseñarles algunas pautas como por ejemplo:
– A no besar al animal especialmente en el hocico y en la boca.
– Acostumbrar al pequeño a lavarse las manos después de haber estado jugando con su mascota.
– Evitar los juegos violentos.
– No dejar solos a los niños con los animales, especialmente cuando son bebés.
Tener pelos por toda la casa, es otro tema que no gusta demasiado. Es casi inevitable que a los animales se les caiga el pelo, pero se pueden atenuar las consecuencias, cepillándolos habitualmente, cortándoles el pelo si son perros, o administrándole alguno de los tratamientos que ofrecen en las peluquerías caninas para evitar el exceso de la caída.
Hay que enseñar también a los niños desde que son bebés, a no acercarse a otros animales desconocidos, sobre todo a los perros, ya que no todos están educados igual ni tampoco están acostumbrados a los niños y podrían llegar a morder al pequeño.
Todo esto, y lo de dicho anteriormente en otras entradas, favorecerá la convivencia entre niños y mascotas, y evitará que los adultos tengan que deshacerse del animal cuando se enteren que la mujer está embarazada.