La mayoría de los padres han tenido que enfrentarse al menos una vez a algún episodio de terrores de nocturnos en el hijo, algo que puede llegar a asustar en gran manera, pero que no será un problema médico habitualmente.
Los terrores nocturnos, como su propio nombre indica, ocurren durante el sueño de la noche, y se trata de un trastorno del sueño que a primera vista puede parecer una pesadilla. Pero, este trastorno va mucho más allá, ya que si por regla general cuando el niño tiene una pesadilla es fácil llegar a consolarlo, con los terrores nocturnos no ocurrirá lo mismo, y los padres sentirán impotencia al no saber qué hacer para relajar al niño.
Esto suele ocurrir a las dos o tres horas después de que el niño se ha dormido (durante la transición del estado no REM a REM, es decir de la fase de sueño más profunda a la más superficial en la que se producen los sueños). Ese cambio de estados, normalmente se produce sin mayor problemas, pero sin embargo hay veces que en ese paso el pequeño se asusta, originándose así el terror nocturno.
¿Qué suelen hacer los niños cuando esto ocurre? Obviamente dependerá de cada niño y de cada momento, pero por regla general, suelen gritar con gran angustia, se incorporan de la cama súbitamente, sudan, están altamente alterados, y no atienden a lo que los padres les digan o hagan para consolarlos. Lo más curioso es que tras ocurrir esto, una vez se han calmado, pueden volver a dormirse tranquilamente como si nada hubiera ocurrido.
Una de las diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos, es que a la mañana siguiente, tras un episodio de terror nocturno, el niño no se acordará de nada de lo ocurrido durante la noche, y en el caso de que hubiera sido una pesadilla es probable de que sí lo hiciera.
[…] terrores nocturnos se dan más frecuentemente en niños de edades comprendidas entre los 5 y los 7 años, después […]