La comunicación es esencial en el seno de cualquier relación, y en este sentido, también debe ponerse en práctica con los niños incluso desde una edad temprana. Es decir, no infantilices a tus hijos más de lo necesario y deja que poco a poco, vayan tomando responsabilidades en casa. Por ejemplo, recoger y poner la mesa, ordenar los juguetes de su habitación, e incluso, hacerse la cama.
De hecho, es bueno que los niños vayan asumiendo obligaciones porque forma parte del proceso de madurez de una persona. Por otra parte, los niños también deben ser escuchados a la hora de explicarse. Es verdad que a veces, pueden mentir para justificar un mal comportamiento. Pero en ese caso, habrá que ir más allá para hacerle ver al niño que una mentira no conduce a ninguna parte positiva. Por ello, se debe tener firmeza en los castigos a la hora de corregir una actitud inadecuada y también, firmeza en los premios para reforzar a los peques en todo aquello que hacen bien.
De hecho, en caso de que tengas más de un hijo, y alguno de ellos, se comporte especialmente mal, en vez de centrar toda tu atención en él, lo que debes hacer es centrarte en aquellos que se comportan de la forma adecuada. Ya que así, la rebeldía remitirá en la medida en que el niño se dé cuenta que no tiene la capacidad de controlarlo todo. Por tanto, nunca te dejes manipular por el llanto de un niño, ya que los padres tienen la autoridad. Por ello, toma decisiones y no muestres debilidad a la hora de llevarlas a la práctica.
En la medida en que se mejora el nivel de la comunicación en el seno familiar también crece el propio bienestar.
Imagen: Blog Seibt