Sin duda, el momento de aprender a andar se vive de una forma diferente en cada niño. Sin embargo, alrededor de los doce meses, cuando el niño ya tiene un año, se siente más seguro para dar sus primeros pasos. Por supuesto, al principio se apoya en papá o mamá dándole la mano, o también se apoya en la pared para avanzar. Es normal que cuando los niños están aprendiendo a andar se caigan. Así es como se aprende, a base de ensayo y error. Los padres deben estar preparados para este proceso natural en la vida de un ser humano.
De normal, el gateo constituye la fase previa a los primeros pasos. Sin embargo, no todos los niños gatean y eso no significa que no vayan a andar. En ocasiones, puede que una caída más fuerte cause miedo en el peque y esté un tiempo sin querer andar. En ese caso, se debe respetar su ritmo interno, ya que cuando se sienta seguro, volverá a hacerlo.
De forma habitual, cuando el niño ya tiene dieciocho meses, suele sentirse bien al caminar. Los padres deben premiar cada avance del peque a través de muestras de alegría y de frases de afecto. De normal, lo que más cuesta a los niños es aprender a subir las escaleras. Para realizar este proceso, necesitarán de la ayuda de un adulto. Por otra parte, aunque el niño esté aprendiendo a caminar, para ir por la calle, los padres deben llevar la silleta igualmente, de lo contrario, el peque se cansará. Por otro lado, es mejor no cogerle en brazos, precisamente, para favorecer que haga el esfuerzo de dar sus primeros pasos. Sin duda, la niñera del bebé también será una parte implicada en el proceso de aprendizaje de cualquier niño.
Imagen: Revista Crescer
Más información: Pequelía