La vista de los bebés es algo que se debe vigilar desde pequeños, ya que la mayoría de los problemas resultarán más fáciles de corregir cuando se cogen a tiempo.
¿Cuándo deben saltar las alarmas? Los niños con problemas de visión, irán dejando señales, algunas muy obvias, como por ejemplo: aproximarse demasiado a la televisión cuando están viendo algo, dolores de cabeza, lágrimas en los ojos, escozor, no fijan la mirada en la persona que les habla sino en algún otro punto, pupilas dilatadas, que los ojos tiemblen, que los ojos no estén alineados, o algo tan común como acercarse excesivamente a los libros para leer o escribir. También es suficiente motivo para una revisión el hecho de que existan antecedentes familiares en los que haya existido alguna enfermedad. Como consecuencia de la mala visión, los niños más mayorcitos pueden llegar al fracaso escolar sino se detecta el problema, ya que al no ver bien la pizarra, no poder leer con claridad los libros, o al costarles especialmente escribir, caen en la desgana por hacer tareas y aprender.
Ante cualquiera de estos casos, u otros que hagan a los padres plantearse si su hijo ve correctamente, se llevará al niño al oftalmólogo, y en el caso de notar nada extraño en su visión, se recomienda hacer una primera revisión a los 3 años, para después hacerlas una vez al año. Pese a lo que muchos creen, no es necesario que el niño sepa ya leer para ir al médico. El hecho de que cuando vayamos los adultos a este especialista nos haga recitar las letras del panel, no significa que necesariamente tengan que utilizar esta técnica con los más pequeños.