Imaginemos que tenemos una niña de tres años y medio, con buen control de esfínteres, pero somos incapaces de conseguir que haga sus deposiciones en el baño. Ya no hace uso de pañal, pero cada vez que necesita hacer caca pide que se le ponga porque dice que “en el váter duele”. Ya se ha intentado prácticamente de todo (incluso darle premios) pero nada ha servido, de hecho, ha tenido problemas de estreñimiento por aguantarse. ¿Qué debemos hacer?
Ante todo debe imperar la calma, esperar y adoptar una actitud de comprensión con los deseos de la niña. El tiempo ayudará a una solución espontánea. Los padres debemos tranquilizarnos, ya que estos comportamientos no son infrecuentes en niños de esta edad. Todo lo que se haga de más va a favorecer la aparición de problemas posteriores como la encopresis. Ésta se asocia frecuentemente con el estreñimiento crónico que, en ocasiones, es voluntario y con defecación dolorosa. Por ello, el niño evita defecar voluntariamente, lo que favorece la desecación de las heces (cuanto más tiempo permanecen en el aparato digestivo más se endurecen, debido a la absorción de líquidos).
Se produce así un círculo vicioso cuyo resultado es el control alterado del esfínter anal externo (voluntario), debido a la contracción-relajación anómala que se genera. Por otro lado, se da un rebosamiento de heces de consistencia líquida-blanda a través de la masa fecal dura, con el consecuente manchado de la ropa interior.
Habitualmente, para el manejo y la resolución de estos problemas se ha de recurrir al pediatra, para tratar el estreñimiento o seudoestreñimiento, con medidas generales como aumentar la ingesta de fibra y líquidos, el refuerzo positivo y un calendario con establecimiento de horarios fijos de deposiciones (dos o tres veces por día y, a ser posible, después de las comidas).
Imagen: mommyisintimeout