Centrémonos en el aporte nutricional que nos facilitan las legumbres si las incorporamos a la dieta.
Hidratos de carbono: tienen un porcenaje aproximado del 57 por ciento, destacando el almidón y las féculas.
Proteínas: son una excelente fuente de proteínas de origen vegetal. Unos cien gramos de legumbres aportan entre el 20 y el 25 por ciento de proteínas, y llegan hasta el 28 por ciento en algunas variedades de garbanzos y lentejas. Estos contenidos son muy superiores a los de los cereales, la carne, el pescado, el huevo y la leche. Sin embargo, algunos de sus aminoácidos (partes más pequeñas que componen las proteínas) como el triptófano, la metionina o la cisteína se encuentran en cantidades escasas. Por tanto, para conseguir una proteína completa, de mayor calidad nutrititva, habrá que combinar las legumbres con otros alimentos. Los cereales son el mejor complemento para lograrlo. Una sopa de fideos con garbanzos o unas lentejas con arroz, por ejemplo serán platos muy completos y de gran cantidad protéica.
Vitaminas y minerales: tienen gran cantidad de vitaminas hidrosolubles como la B1, B2 y B3, y un escaso porcentaje de vitaminas liposolubles.
Los minerales que nos brindan son especialmente el potasio, el magnesio, el zinc, el fósforo y el hierro. Aportan aproximadamente el doble de hierro que la carne, pero hay que tener en cuenta que éste se aboserbe peor que el de origen animal.
Grasas: sólo aportan un porcentaje aproximado del uno por ciento de grasa (aunque los garbanzos llegan al cinco por ciento). Además, son grasas de origen vegetal, realmente beneficiosas para la salud. Predomina el ácido oleico y el linoleico, que son ácidos grasos insaturados, buenos para cuidar el colesterol.
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Las bondades de las legumbres I – Las bondades de las legumbres III