Cuando los niños se ponen enfermos, los papás se encuentran con dos problemas; el propio malestar del pequeño y tener que darle la medicina para que mejore. Muchos progenitores temen este momento porque, ante la negativa de tomarla, se suelen producir diferentes reacciones que van desde las rabietas de los niños más pequeños a los argumentos “elaborados” de los más mayores.
Tomar o no la medicina es una situación que servirá de pauta educativa para ocasiones similares. Por eso es importante que adoptes un estilo de comunicación asertivo donde establezcas unas pautas y unos límites claros, respetando en todo momento los sentimientos de tu pequeño.
En este tipo de situaciones no es bueno ser demasiado autoritario ni tampoco demasiado flexible. Entonces, ¿cómo hacerlo? Te proponemos algunos recursos:
- No negocies: tu hijo debe tener claro que, pese a sus excusas, éste no es un asunto negociable y va a tener que tomar igualmente la medicina (y en el momento previsto). Es importante que no seas flexible en este sentido ya que puedes conseguir que se la acabe tomando pero a destiempo, después de tener que perseguirle durante un tiempo largo. Por ello, siempre que le toque, debe tomarla sin demora.
- Ofrécele alternativas en la forma de tomarla: respetando el punto anterior (hay que tomarla y en la hora prevista) puedes permitir al niño elegir cómo prefiere ingerir la medicina. Los propios fármacos, en algunos casos nos facilitan esta tarea según la forma de administración (sobres, jarabes, pastillas, etc.). Siempre que sea posible, porque su médico así lo permita, elige la forma de adminitración más cómoda para tu hijo y acompáñala de zumos, leche, etcétera, para que no note demasiado el sabor.
Tenemos muchas más ideas, pero alargaríamos demasiado el tema. No os preocupéis, mañana os las seguimos contando.
Imagen: mexico.cnn