Algunos consideran que antes de utilizar los castigos se debe intentar ofrecer algo que llame la atención para que obedezca y se porte bien. Por ejemplo, si acabas pronto los deberes podemos ir al parque, y en este caso su premio será ir al parque con papá o mamá.
No hay que equivocarse y prometer juguetes, golosinas, ni cualquier otra cosa material para conseguir que el niño realice una determinada tarea . Los mejores premios, aunque parezcan menos importantes, serán aquellos en los que los niños puedan hacer algo con sus padres, ya que al fin y al cabo lo que más desean es pasar tiempo con ellos y que se les preste atención.
Precisamente, ellos se aprovechan del exceso de atención que se les da cuando no hacen caso y se portan mal. Tienen claro que mientras ellos no hagan lo que les piden sus padres, éstos estarán encima aunque sea dándoles una regañina… de manera que han conseguido eso de lo que hablábamos y que tanto les gusta, es decir, que sus padres estén pendientes de ellos.
Lo mejor ante una conducta inadecuada, es dejar de hacerles caso, si no tienen la atención de los padres se terminarán aburriendo de lo que están haciendo.
Tanto los premios como los castigos no están bien vistos por todos. Algunos consideran que dar premios de forma continuada lleva a que al final el niño no haga nada si no es para recibir una recompensa, y que por tanto se debe usar como algo temporal.
Lo que si apoya la gran mayoría es que los mejores premios son los afectivos, un gesto, un beso, un abrazo… y es que no hay nada más gratificante para ellos que sentirse queridos y protegidos por sus padres.
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