Pulseras de botones. Se trata de una manera estupenda de pasar un buen rato con los pequeños. Tan sólo necesitas botones y una goma. Es tan sencillo como ir enhebrando los botones en la goma y cuando la tienes terminada, la anudas. Como es de goma, se cierra colocándola sobre el primer botón. Además, puedes hacer varias cons tus hijos para después regalarlas.
Peluches impecables. Si los peluches de tu hijo ya están sucios y no sabes cómo lavarlos, hazlo así: coge una funda de almohada e intoduce el pecluche en el interior, haz un nudo en la extremidad abierta y lávalo con detergente para prendas delicadas en la lavadora (utilizando un programa corto). ¡Quedarán como nuevos!
Lechuga en su punto. Seguramente más de una vez te habrás encontrado con las hojas de la lechuga mustias a la hora de hacer la ensalada. Hay una manera para conseguir que recuperen la frescura y el buen aspecto, aquí os dejamos el truco que os va a venir de perlas. Mete las hojas en un recipiente, cúbrelas con agua muy fría y añade una patata cruda troceada. En 10 minutos estarán como recién compradas y listas para comer.
Pintura de dedos casera. La idea de que los niños desarrollen su creatividad pintando con las manos es fantástica, pero siempre está presente el miedo a que se lleven las manos a la boca e ingieran alguna cantidad de pintura. Hemos descubierto una receta para que los peques pinten a placer mientras respiramos tranquilidad, y es hacer la pintura comestible.
Debemos mezclar leche condensada con colorantes alimentarios de los colores deseados. El resultado es bastante bueno y cuando se seca queda igual que al pintar con acuarelas. De esta forma, los niñ@s pueden dejar volar su imaginación y los padres estaremos relajados y tranquilos.
Imagen: godaycare