Muchos padres oirán hablar, durante los primeros meses de vida de sus hijos, de la ablactación. Se llama así ni más ni menos que a la introducción de nuevos alimentos diferentes de la leche, que durante la primera etapa de su vida (ya sea a través del pecho o del biberón) ha sido lo único que ha estado tomando.
De entrada la ablactación comenzará con alimentos semilíquidos, para, poco a poco, ir espesándolos hasta que finalmente coma sólidos. El pediatra irá marcando el proceso, y será el que estipule cuándo y cómo ofrecérselos al bebé.
Es muy probable que las primeras veces que se le ofrezca al niño algo diferente a leche, él se limite a rechazarlo, esto es algo muy normal y le ocurre prácticamente a todos. Por ello, es importante no obligarlo, sino ir ofreciéndoselo poco a poco, y no hay que preocuparse si la primera vez toma media cucharada de puré, ya que lo más probable es que al día siguiente se la coma entera, y en los próximos días comience a tomar mayores cantidades. Simplemente hay que tomarse este cambio con paciencia y comprensión.
Durante la ablactación es interesante que los nuevos alimentos se le vayan ofreciendo de uno en uno, de esta forma será más fácil detectar posibles alergias a comidas concretas. También es importante no intentar agradar nuestro paladar (ya que el de los niños aún está por definir) añadiéndoles a las comidas azúcar o sal. Los niños aún no distinguen si la comida está poco dulce o salada, por tanto son dos elementos que por el momento se pueden evitar, y será la mejor manera de que poco a poco se acostumbren a los sabores naturales de los alimentos para que más tarde no los rechacen.
Foto obtenida de: pureandsimplehome.wordpress.com.