Hablábamos anteriormente que los más peques son los que lo van a pasar peor en esa vuelta al cole. El centro, los profesores, los compañeros… todo es nuevo para él, y a su alrededor van a faltar las personas que hasta el momento lo han protegido (los que hayan pasado por guardería probablemente lo vivan de otra forma ya que están más acostumbrados, pero aún así, el cambio es importante para ellos).
No todos los niños lo van a afrontar igual, algunos incluso se sentirán “mayores” y les gustará esa sencilla idea, por lo que irán encantados. Otros simplemente se dejarán llevar, y un gran número llorarán desconsolados al sentir que papá o mamá lo van a dejar allí. Ese llanto ante lo que es inevitable llega a resultar contagioso, y es que, al final hasta los que iban totalmente convencidos pueden terminar agobiándose de ver a los compañeros en ese estado de tristeza.
Los padres de los niños que gritan y lloran desconsolados, no lo pasan mejor, y probablemente se irán a casa con la sensación de dejarlos abandonados, y con ganas de abordar la clase y sacar al niño de aquel sitio (esto es exagerado pero seguro que más de uno lo ha pensado alguna vez, aunque como es lógico el sentido común les dice que es lo que deben hacer). Esta situación es temporal, la mayoría de los peques en unos días estarán encantados de quedarse en el cole jugando con sus nuevos amigos, por tanto, los padres tan solo tienen que armarse un poco de paciencia los primeros días y no olvidar que los niños tienen la virtud de terminar adaptándose a todas las situaciones de una forma realmente impresionante.
Foto obtenida de: 58-12.org.