Los niños tímidos coinciden en muchos aspectos, independientemente del grado de su timidez. Algunos signos que son una prueba evidente de que son tímidos son:
– Esconden la cara cuando aparece un extraño, bien entre sus manos los más mayores, o los más pequeños en el hombro o entre las piernas de los padres.
– En el caso de no poder evitar que alguien ajeno a su entorno le hable, tienden a no mirar a los ojos, sino al suelo.
– Evita ser él el que se acerque a otros niños para jugar y esperará a que sean los demás los que se acerquen a él y lo inviten a hacerlo.
– Hablar con otras para ellos resultará algo angustioso, por lo que intentará por todos los medios esquivar las situaciones.
– No tienen amigos.
– En algunos casos pueden llegar a tener comportamientos agresivos, especialmente cuando entran en la adolescencia. Esta es su forma de mantener a todos a una distancia de él prudente.
Con todo lo hablado hasta hoy, volvemos a hacer hincapié en cuando los padres detecten que su hijo es tímido, deben afrontar el “problema” cuanto antes, siempre con mucha paciencia, ya que no es algo que se pueda corregir de un día para otro. Lo que los padres deben tener muy claro, es que no necesariamente un niño tímido es sinónimo de un adolescente tímido. La timidez se puede tratar, siempre sin pretender que el cambio sea instantáneo, sin agobiar al niño a hacer cosas que se sabe que les cuesta, y siempre con comprensión. Un niño tímido necesita del apoyo de sus padres, necesita aprender a quererse y dejarse querer por otros que no sean del entorno familiar más directo.
Foto obtenida de: dailymail.co.uk.