Una vez que los niños han aprendido a mover el manillar para ir en la dirección que desean, a pedalear y a mantener el equilibrio, nos queda enseñarlos a frenar.
Frenar puede parecer a primera vista algo muy obvio y por tanto un tema del que no haya mucho que decir, y, efectivamente, para frenar tan solo tienen que apretar la maneta del freno y la bicicleta se para, pero ¿saben los niños reaccionar a tiempo?
Como con todo, hay que practicar el frenado aunque ellos digan que lo tienen controlado. Los niños una vez saben mantenerse encima de la bicicleta y avanzar, ya creerán que lo tienen todo hecho, por eso es importante hacerles ver que saber cuándo frenar es tan fundamental como el resto.
Frenar a tiempo la bicicleta ahorrará a los padres más de un susto y a ellos más de una caída (y por tanto también heridas). Al principio lo normal es ver cómo los padres ante un peligro salen corriendo detrás de la bicicleta y como gritan a los niños que frenen.
Las primeras veces, tanto para aprender a frenar como para resto de conceptos, lo ideal será hacerlo en un lugar llano, donde no haya obstáculos, y por el que no transite mucha gente para evitar que los peques arrollen a los demás. Una vez esté el camino “libre de peligros” se puede practicar el frenado, por ejemplo, proponiéndole al niño un juego en el que deberá de parar justo cuando papá o mamá digan frena, stop, o cualquier otra palabra que se haya pactado. Después de un rato, seguro que tendrán controlado el concepto de frenar, pero no estará de más practicarlo durante una temporada para que se acostumbren a hacerlo.
Foto obtenida de: gizmag.com.