La conducta prosocial (ayudar a los demás, cooperar, ser solidario, etcétera) es una forma de comportamiento positiva para los otros, pero que, al mismo tiempo, puede aportarle a tu hjo muchos beneficios en su día a día, además de ayudarle a desarrollar una personalidad caracterizada por un estilo emocional saludable.
El grado de inteligencia emocional, la empatía, los modelos parentales o la calidad del apego son algunas de las variables más importantes que predicen la puesta en práctica de una conducta prosocial en los más pequeños. Estas variables, que deben cuidarse desde la más tierna infancia, influirán en nuestro comportamiento de ayuda a los demás en nuestra edad adulta.
Te damos una serie de pautas para intentar instaurar la conducta prosocial en tu hijo, desde que es pequeño. ¡Todo un regalo para él!
Sé su ejemplo: una de las formas más comunes de aprendizaje es el “vicario o por observación”. En él, el niño adquiere una conducta por la imitación del modelo que la realiza. Recuerda que tú eres el mejor ejemplo para tu hijo. Por ello, lleva a cabo comportamientos de ayuda hacia otras personas delante de tu pequeño para que él asimile que ayudar a los demás es parte de su forma de ser. Desde acciones tan cotidianas como ceder el asiento en el metro a la gente que lo necesite a otras más solidarias como llevar comida a las personas con menos recursos.
Háblale de la empatía: la empatía es una habilidad social que tiene que aprenderse cuanto antes. Para entrenarla es importante que intentes hablar con tu hijo acerca de cuáles son los sentimientos de otras personas en un momento determinado y sobre lo que el cree que podría hacer para que los demás se sintiesen mejor.
Imagen: calstatela.edu
Conducta prosocial: explicarle que se debe ayudar II