Si te han dicho que tu embarazo es de alto riesgo, es normal que te preocupes. La incertidumbre de que algo vaya mal te puede generar mucha ansiedad. Sin embargo, poniéndote en manos de profesionales especializados en este tipo de gestaciones, tanto tú como tu hijo estaréis bien. No te preocupes, porque los cuidados y atenciones especiales que vas a recibir se adaptarán a tus necesidades.
El embarazo de alto riesgo es el que tiene más posibilidad de sufrir una complicación, tanto en la madre como en el feto. Hay casos en los que la madre está sana y el problema lo padece el feto o al revés. Sin embargo, el hecho de que se considere un embarazo de riesgo no significa que necesariamente durante los nueve meses se presenten complicaciones.
Simplemente, quiere decir que la mujer necesitará más reposo y controles médicos más frecuentes que el resto de las gestantes y que quizá tenga que tomar algún medicamento o suplemento alimenticio adicional. En el caso que sea necesario, puede ser ingresada para hacerle un seguimiento más exhaustivo o determinadas pruebas. Eso sí, es fundamental que sea atendida en una consulta de alto riesgo.
La hipertensión arterial, la diabetes, el asma grave o enfermedades reumatológicas como el lupus son las patologías más frecuentes en las madres que deben ser evaluadas en una consulta de alto riesgo. Por ello, en estos casos, el seguimiento no es el de una embarazada sana. Estas mujeres precisan, además de control ginecológico, un seguimiento estrecho por parte de otro especialista médico para controlar su enfermedad de base. Aunque la frecuencia de las visitas depende de la patología, en general, la mujer debe acudir cada dos o tres semanas al ginécologo y a su especialista.
En cuanto a los controles y pruebas que necesitan estas embarazadas, tampoco son los habituales. Lo más frecuente es que, en función de su patología y de su estado de salud, a la paciente se le controle la tensión arterial, el nivel de azúcar, el estado general a través de analíticas… Y, por supuesto, el seguimiento ecográfico es fundamental. Además, se le revisa la medicación de su patología y se le ajusta según se encuentre, y se le dan también algunas pautas o hábitos saludables para su día a día como llevar una dieta sana y equilibrada, dormir ocho horas, estar tranquila, beber un litro y medio de agua y caminar aproximadamente entre media hora y una hora al día.
Imagen: medicosenlinea
Controlar los embarazos de alto riesgo II – Controlar los embarazos de alto riesgo III