Existen distintas causas por las que un embarazo se considera de riesgo. Y es que, según sea la patología que afecte a la madre, al feto o incluso alguna complicación que surja durante la gestación, el riesgo puede ser medio, alto o muy alto.
Embarazos de riesgo medio: los que se producen en mujeres menores de 17 años y en mayores de 38 años, en aquellas consideradas obesas y en fumadoras.
Embarazos de riesgo alto: en este grupo se incluyen a las embarazadas de gemelos, a las que tienen infecciones (toxoplasmosis, rubéola, herpes genital, etc.), las que presentan diabetes gestacional y aquellas con preeclampsia leve y con sospecha de malformación fetal.
Embarazos de riesgo muy alto: son las gestaciones múltiples, con cardiopatías, malformación del feto confirmada, amenaza de parto prematuro y preeclampsia grave.
Una de las patologías más frecuentes durante la gestación es la hipertensión; se considera que una mujer es hipertensa cuando su tensión arterial está por encima de 140/90 de manera constante. Pero, además, esta enfermedad puede desencadenar otros problemas de mayor consideración. El principal riesgo durante el embarazo de una mujer hipertensa es la preeclampsia, una complicación que asocia tensión alta y problemas renales, y que suele manifestarse a partir de la semana 20 de gestación. Eso sí, si ésta es leve y se controla con fármacos, no suele haber afectación renal.
En este último caso, y si el feto está bien, se intenta llegar hasta aproximadamente la semana 34 del embarazo, pero si es grave, porque existe riesgo para la madre o el feto, se pone fin a la gestación y se programa una cesárea.
Imagen: londonserenity
Controlar los embarazos de alto riesgo I – Controlar los embarazos de alto riesgo III