Aproximadamente la mitad de las personas que padecen alergía sufren conjuntivitis como uno de los síntomas más destacados; la denominada conjuntivitis alérgica.
Al estar expuestos al medioambiente de forma directa, una reacción alérgica puede causar en los ojos enrojecimiento, picor, lagrimeo, hinchazón, sensación de arenilla, sensibilidad a la luz (fotofobia), así como sensación de que los párpados están pegados al despertarse por la mañana.
Son muchas las sustancias que pueden causar estos síntomas durante todo el año, pero también son típicos en ciertas estaciones del año, como la primavera y el otoño. Sea cual sea el factor que los origina, es muy importante tenerlos controlados, para poder minimizar sus efectos al máximo.
El medio ambiente contiene una gran cantidad de desencadenantes alérgicos, pero los alérgenos que más habitualmente provocan molestias oculares de origen alérgico están relacionados con la llegada de la primavera y la polinización de las plantas, aunque también pueden provocarlas otras sustancias. Las principales son:
- Pólenes, gramíneas…: 49%
- Ácaros del polvo doméstico: 26%
- Epitelios de animales domésticos: 8%
- Hongos y moho: 6%
Es aconsejable que se realice una cuidadosa higiene ocular con productos esterilizados y exentos de efectos secundarios. De esta manera arrastramos el exceso de agentes alérgenos, además de aportar un ligero alivio de la sintomatología.
En la actualidad no se recomiendan los lavados con infusión de manzanilla porque en algunos niños pueden provocar alergia al polen de esta planta. Además, la no esterilización de estos compuestos reviste un riesgo considerable, convirtiéndose en un medio ideal para microbios y amebas.
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