El daltonismo, que debe su nombre a John Dalton, químico y matemático que padeció esta anomalía, es un trastorno que genera un impedimento para diferenciar correctamente los colores. Se trata de una anomalía hereditaria asociada al cromosoma X, lo que significa que por norma general las mujeres lo portan y son los varones los que la padecen mayoritariamente.
En relación a nuestros hijos, entre los padres y los profesores podemos intuir la presencia de algún tipo de daltonismo cuando los pequeños muestran problemas a la hora de aprender los colores, les cuesta realizar tareas en los que están presentes los colores o usa colores peculiares a la hora de dibujar. Estas son las pistas principales, pero sólo estaremos seguro tras un diagnóstico médico.
El test más extendido para saber si nuestros hijos son o no daltónicos es el de Ishihara, compuesto por 38 láminas que muestran un círculo de color dentro del cual hay que identificar las cifras camufladas. En caso de que el niño sea aún muy pequeño y no sepa los números, podemos pedirle que nos los trace con el dedo.
Pero esta no es la única prueba que existe. Otro test bastante empleado para el diagnóstico del daltonismo es el de Farnsworth, que consiste en ordenar, según la graduación de color, unas fichas de diferentes tonalidades.
En cualquier caso, ambas pruebas requieren un mínimo de capacidad de comprensión, con lo que no son sencillas para un niño pequeño.
También debemos dejar claro que la discromatopsia (alteración en la percepción de los colores), también se encuentra presente en el daltonismo, pero puede deberse a enfermedades de la retina o del nervio óptico. De ahí la importancia de un correcto examen oftalmológico.
Imagen: alokate
La vida de color daltónico I – La vida de color daltónico III
Fuente: ihppediatria