Es más que recomendable que los niños salgan a pasear por la calle independientemente de la época del año en la que estemos. Es cierto que en invierno a todos nos da cierto miedo sacar al bebé, e incluso algunos padres sentirán pena o, peor aún, se sentirá culpables si no tienen otra opción que sacar al niño de casa.
Hay que quitarse todas esas malas ideas de la cabeza, a los bebés no solo les encanta salir, sino que incluso necesitan que les dé un poco de aire. Como es lógico, habrá excepciones, como que esté malito, que las temperaturas sean extremadamente bajas, que esté nevando o lloviendo en exceso… en fin, todas esas situaciones que realmente nos avisen de que ese día es mejor quedarse en casa.
También es lógico que antes de salir a la calle en invierno con nuestro bebé, deberemos prepararle bien, con ropa abrigada (gorro, guantes, bufanda, abrigo). Además de todo esto, podemos utilizar un saco polar para el carrito, este artículo siempre resulta de lo más útil, y el bebé irá muy protegido. Por otro lado, antes de salir a la calle, no podemos dejar atrás la burbuja de plástico. En invierno, nunca se sabe cuándo puede comenzar a llover, y lo último que queremos es que nuestro bebé se moje.
A la hora de vestir al niño, siempre resulta mejor ponerle varias prendas finas que una extremadamente gruesa. De esta manera podremos ir quitándole y poniéndole dependiendo de dónde estemos. Por ejemplo, si entramos a tomar un café en un bar, probablemente haga calor, y tendremos que retirarle parte de la ropa, por lo que si lleva varias capas, siempre será más cómodo y práctico.
Como recomendación diremos que siempre es mejor pasear por zonas que esté protegidas por edificios que por descampados o zonas abiertas, ya que de esta forma el bebé estará más protegido del viento.
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