5. Valorar la amistad. Los amigos son un elemento fundamental para el desarrollo de su personalidad y le ayudan a conocerse a sí mismo. Observando distintos grupos de niñas y de niños vemos ciertas diferencias que suelen repetirse: a ellas les preocupa más saber que son parte del grupo, mientras que a ellos les preocupa más qué posición tienen dentro de él; ellas acostumbran a formar grupos bastante cohesionados de dos o tres niñas en donde la mayor fuente de conflictos parte de saber quién o quiénes son mejores amigas; los niños se preocupan más por ver quién manda más, quién “domina” al resto.
Regla de oro: crear circunstancias para que tu hijo pueda relacionarse y tener amigos. Esto es muy importante para su desarrollo, dado que con la amistad adquiere habilidades sociales, desarrolla una mayor capacidad para la resolución de conflictos, aprende a compartir y a ponerse en el lugar del otro, a la vez que desarrolla su propia identidad. Esto le ayuda a crecer y, en definitiva, a madurar en el seno de la sociedad.
6. Valorar la actitud. Los niños necesitan saber que se les quiere y respeta, tenemos que decirlo y verificar que les llega el mensaje de forma nítida, sin dudas ni condiciones, valorando aquello que hacen bien y mostrando siempre nuestro apoyo a su buena actitud, aunque no siempre obtengan los mejores resultados.
Regla de oro: intenta conocer los gustos e intereses de tu hijo y pasa tiempo con él para valorar lo que hace. Reconoce lo que ha llevado a cabo y no sólo lo que no ha hecho u omitido, ya que los niños esperan y agradecen que no se destaquen exclusivamente sus faltas y áreas de mejora. Al valorar lo que hace le ayudamos en el desarrollo de su autoestima y personalidad.
7. Ser responsables y comprometidos. Nuestros actos tienen consecuencias que hay que asumir. Al educar intentamos que los niños comiencen a comprender la necesidad de un equilibrio entre derechos y deberes, entre libertad y responsabilidad. Así, el hecho de darle ciertas responsabilidades es ayudarle a entender que existen acciones y consecuencias que dependen de él; debe realizar las tareas encomendadas con seriedad y llevarlas a cabo de la mejor manera posible. En estas edades, los niños ya pueden entender qué es un compromiso.
Regla de oro: delega tareas en él, en función de su edad y realiza un seguimiento de sus acciones. Eso le ayudará a ser más autónomo y a tener más seguridad en lo que hace, como puede ser recoger su habitación, guardar sus juguetes (alrededor de los tres años), ayudar a poner la mesa, colocar estanterías… y siempe con tu acompañamiento a una distancia adecuada, para ayudarle a mejorar. Podemos premiar, de palabra o con alguna recompensa material, de vez en cuando, las responsabilidades cumplidas.
Imagen: cdc
Aspectos para el desarrollo y personalidad adecuadas I – Aspectos para el desarrollo y personalidad adecuadas II