La relación entre una madre y su bebé es maravillosa y difícil de explicar. Entre ambos se establece un vínculo que durará toda la vida. Nadie conocer mejor a una persona que su madre (o quien ha ejercido dicho papel en su vida). Nadie mejor que ella para definir los estados de esa fuentecita emisora de ruidos, aspavientos y olores que se halla en la cuna. Es tal la fortaleza de ese vínculo que, en casi todas las ocasiones, será la madre quien ponga palabras a los sentimientos del hijo, incluso cuando éste sea mayor.
Para llegar a tal extremo de cercanía se hace necesario saber interpretar el lenguaje del hijo desde el mismo momento del parto.
Observando atentamente al bebé se consiguen deducir sus sentimientos. Pero eso es algo que se desarrolla poco a poco. La madre de un bebé con diez días de vida se puede mostrar inexperta e insegura (en estos momentos las abuelas le suelen tomar la delantera). Durante los primeros meses, todavía no conoce bien las reacciones de su pequeño y puede tardar varias semanas en saber interpretar las características de su llanto, lo que está intentando decir con su postura o lo que significan sus gestos mientras está jugando en el parquecito.
Indudablemente, conforme avanza el desarrollo, cerca del primer año, los cuidadores del bebé se van especializando en atender todas sus necesidades. Y será en ese primer año de vida donde se llegará a descifrar casi todo el código de la comunicación madre-hijo, y ya no habrá mejor persona en el mundo para interpretar las cosas del bebé. Con la práctica, la madre primeriza será experta, doctorándose en maternología natural, porque todo es potenciable con el tiempo.
Por ejemplo, cuando el bebé llora, pocos saben a ciencia cierta si lo que le pasa es que tiene hambre o sed, si le duele algo, si tiene mojado el pañal o le aprieta la ropa, si tiene calor o frío o, simplemente, está aburrido. La madre, sí que lo sabrá.
Imagen: babiesonline
Comunicación con el bebé II – Comunicación con el bebé III
Fuente: pediatraengranada
[…] Comunicación con el bebé I – Comunicación con el bebé II […]