El cordón umbilical es la estructura encargada del flujo de la sangre entre el feto y la placenta. Se trata, por tanto, de una estructura vital en el embarazo, que permite que el feto reciba oxígeno y el alimento.
Después de la gestación, llegado el momento del nacimiento, el cordón se clampa con una pinza y se corta con unas tijeras. En este instante, con unas jeringas se obtiene sangre de la arteria y de la vena para su análisis, lo que proporciona información sobre el estado de oxigenación del recién nacido. Alrededor de una semana después de que el bebé ha nacido, el cordón acaba por desprenderse y se forma una cicatriz permanente: el ombligo.
El cordón umbilical es un tubo que presenta numerosas nudosidades irregulares. Contiene dos arterias y una vena, rodeadas por un tejido gelatinoso (gelatina de Warthon), cuya misión es proteger a los vasos sanguíneos de las presiones externas que podrían interrumpir su flujo. Sin embargo, hay veces en las que existe una sola arteria en lugar de dos (en menos del 1% de los casos). Este hecho, que se denomina arteria umbilical única, se considera como un marcador de riesgo y su identificación mediante la ecografía obliga a un estudio más minucioso del feto. No quiere decir que se trate de una situación patológica o de que el feto vaya a tener problemas, pero sí es un indicador para aumentar la vigilancia.
En cuanto a su longitud, ésta se va incrementando según avanza la gestación: mide unos 32 centímetros a las 20 semanas de embarazo y llega hasta los 60 centímetros al término del mismo. Pero, tanto los cordones muy largos como los que son muy cortos se asocian con algunos problemas:
- Cordones largos: en estos casos aumenta el riesgo de que pueda enrollarse en el cuello del feto o en otras estructuras como brazos o piernas (vueltas o circulares de cordón), con el consiguiente peligro de que se comprima e interrumpa el flujo de sangre. Además, es posible la formación de nudos, los cuales al tensarse pueden producir el mismo efecto.
- Cordones cortos: pueden asociarse con un pobre crecimiento del feto o, en algunos casos, incluso se han relacionado con anomalías de los cromosomas. En el momento del parto, al descender el feto por el canal del parto, pueden producir complicaciones derivadas de la interrupción del flujo de sangre, con menor aporte de oxígeno al feto y sufrimiento fetal.
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Cordón umbilical, nexo con la vida II – Cordón umbilical, nexo con la vida III