Una vez protegido el cuerpo, tampoco nos debemos olvidar de los ojos de los niños: la nieve, la ventisca o la reverberación de la luz son enemigos oculares para ellos. Y más teniendo en cuenta que su córnea está en fase de desarrollo y pueden producirse lesiones oculares de distinta gravedad.
Por tanto, habrá que proporcionarles unas buenas gafas homologadas, adecuadas a las circunstancias. Por ejemplo, hay gafas con filtros ultravioletas específicos para la nieve o gafas de ventisca que impiden que el viento y los cristales de hielo lleguen al ojo.
Otro ámbito en el que debemos poner mucho empeño es que los niños dispongan del equipo necesario para que todo vaya bien, sobre todo cuando el objetivo es practicar algún deporte de invierno. Aquí os dejamos una serie de recomendaciones bastante útiles:
- Esquís y tablas: el tamaño de los esquís, fijaciones y palos correspondientes, debe estar en relación con la estatura del niño y su nivel de práctica a la hora de esquiar. La longitud de los mismos puede medirse sitando el esquí en posición vertical al lado del niño, no debiendo sobrepasar la altura del hombro o de los ojos (según su corpulencia).
- Casco: es un elemento de seguridad muy valioso, que tendría que ser siempre obligatorio, ya que puede disminuir hasta en un 60% las lesiones craneales en el caso de caídas. Es fundamental que se ajuste perfectamente a la cabeza del pequeño (nunca debe quedar holgado) y que sus correas estén siempre abrochadas.
- Ropa: ya que los niños son más sensibles a las bajas temperaturas y a las radiaciones solares, es conveniente que la ropa que utilicen en estos casos tenga tres capas: una interior, que tiene la misión de mantener el cuerpo seco y caliente; la intermedia, para abrigar y aislar del frío; y la externa (e impermeable), que debe adecuarse al tiempo y sus inclemencias.
- Guantes y manoplas: las manoplas abrigan y protegen más del frío que los guantes. Además, existen ciertos guantes que llevan incorporados unos bolsillos para calentar las manos.
- Botas: también ocupan un papel esencial a la hora de evitar lesiones. Pero para cumplir bien su función, han de ajustarse al pie del niño con el espacio suficiente para que pueda mover fácilmente los dedos, y su interior tiene que estar forrado. Por lo que se refiere a la suela, ésta ha de tener cierto grosor. Son preferibles las botas de caña media o alta.
- Gorro y orejeras: los típicos gorros protectores del frío tienen que estar forrados en su interior, siendo preferibles aquellos que tapen además las orejas y el cuello.
Imagen: planai
¡A la nieve que nos vamos! I