La empatía es la capacidad que tiene el ser humano para ponerse en el lugar de otro. Es habitual ver cómo los niños se ponen a llorar cuando ven que otro lo hace, o cómo ríen si lo que hace el otro es reír. Como es lógico, si el niño es muy pequeño, lo hará simplemente por imitación y no porque se ponga sienta pena o alegría por lo que le ocurre al otro niño. De hecho, no es a partir de los 4 o los 5 años cuando los peques comienzan a comprender lo que otros sienten.
La empatía es algo con lo que el ser humano nace, sin embargo es algo que debe reforzarse, ya que si no se trabaja con ello, será una característica que caerá en desuso. Los padres serán los responsables de enseñar esto a sus hijos y les ayude a desarrollar esa capacidad. Esto puede resultar una ardua tarea que habrá que reforzar cada día. De entrada, algo tan sencillo como decirle al niño “no hagas lo que no te gusta que te hagan” o “¿cómo te sentirías tú si…?”, serán dos puntos claves para que los niños comiencen a sentir esa empatía. En definitiva, se debe intentar que el niño se ponga en el lugar de los más, y después que intente expresar cómo se sentiría él.
Como con todo en lo referente a la educación, también para reforzar la empatía de los niños, es importante el diálogo en la familia. Se escogerá un momento tranquilo, y se le pondrá al niño en diferentes situaciones. Si es muy pequeño, es probable que no sea capaz de saber cómo se sentirá su hermano si le llama tonto (por poner un ejemplo), pero los padres con pocas palabras se lo pueden explicar y lo entenderá al instante.
Foto obtenida de: www.pregnancy.org.