Cuando una pareja tiene deseos de tener un niño y se enfrenta a un diagnóstico de infertilidad, puede pasar por diferentes fases a nivel emocional. Asimilar la noticia no siempre es fácil porque rompe con un deseo importante de la pareja. En Bebé Feliz te contamos qué emociones son las más habituales en una situación así:
1. La culpa y la ira se sienten como un peso y una carga sobre la espalda. Existen personas que para dar una explicación racional a la posible infertilidad, tienden a buscar la causa en posibles hábitos de vida poco positivos en una de las partes. Buscar una responsabilidad fundada en la negatividad solo agrava la situación. Por tanto, lo mejor es que la pareja se una en equipo para afrontar el problema en común. Por otra parte, también es mejor evitar la personalización para comprender que se trata de un problema que afecta a miles de parejas.
2. El miedo también es muy común en una situación así: se tiene miedo de no poder tener un hijo con la persona que más se quiere en el mundo. También existe el temor a ser diferente a los demás y no poder seguir con el ritmo de vida de los amigos de la edad.
3. El desengaño se produce cuando el tratamiendo médico no ha dado los resultados positivos que se esperaba en un principio. Existen parejas que ponen todas sus expectativas en una clínica de reproducción asistida. Y cuando el problema no se soluciona, el malestar aumenta porque entonces, el círculo de posibles alternativas se cierra.
4. Soledad. Cuando una pareja está en esta fase de la vida tiende a llevar con mucho secretismo su situación por miedo a qué pensarán los demás. Es importante que la vida de pareja no gire constantemente alrededor de los problemas de infertilidad, por ello, potenciar los planes sociales es una forma de seguir con la vida y disfrutar el presente.
Imagen: La Vanguardia