El salón es otro de los lugares de la casa que entraña cierto riesgo para los pequeños, ya que, cuando juegan, no prestan atención a si hay muebles u otras cosas en mitad de su camino y las caídas y tropiezos son bastante frecuentes.
Para evitar que los golpes puedan ocasionar traumatismos más graves, protege los picos de los muebles de menor altura con esquineras. Hoy en día puedes encontrarlas de diferentes colores y tipos, incluso las hay de silicona transparente, lo que te permitirá tener un hogar seguro sin que eso afecte a la decoración de la casa.
De hecho, si no quieres que los adornos de tu hogar desaparezcan, procura que los que sean de cristal o cerámica no queden al alcance de tu pequeño. No se trata sólo de evitar que los rompa, sino de protegerle ante los posibles cortes o pinchazos que pueden causarle los trozos resultantes tras la rotura.
Por supuesto, debes cubrir los enchufes con protectores específicos y explicarle al niño, cuando tengan la edad apropiada para entenderlo, por qué razón no debe tocarlo ni introducir objetos en su interior.
Tampoco te olvides de las puertas y ventanas. Con topes para las primeras y seguros para las segundas evitarás portazos inesperados y que tu hijo se pille los dedos. Por supuesto, nunca dejes que se suba solo a las sillas o a otros muebles desde los que pueda caerse, menos aún si estos están cerca de las ventanas.
No hay qu dejar nunca los ceniceros y los mecheros a manos, sobre todo a partir de los tres o cuatro años, porque a esa edad les encanta jugar con ellos. Y en invierno, hay que tener cuidado de que los niños no jueguen cerca de los radiadores, estufas o chimeneas, para evitar las quemaduras.
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