El cambio de estación nos trae muchas cosas buenas ya que la primavera enriquece la vida familiar al poder compartir más tiempo con los niños gracias a un clima agradable y poder hacer más planes al aire libre. Sin embargo, el cambio de estación también requiere de una adaptación que no siempre resulta sencilla y que a veces, cuesta.
La astenia primaveral muestra la tristeza propia de un trastorno estacional que provoca pereza, cansancio, somnolencia, falta de energía para seguir el ritmo de las actividades cotidianas… Y aunque este trastorno muchas veces, se ha asociado más con los adultos, en realidad, también puede afectar a los niños. De hecho, en la actualidad, existen niños que tienen jornadas académicas interminables y tan maratonianas como las de sus padres.
El niño muestra cambios constantes de humor, está muy irritable hasta el punto de que cualquier cosa le molesta. Por otra parte, la astenia se ve agravada por una situación real en primavera: las alergias. Mientras que la astenia no se puede tratar y curar con un medicamento, por el contrario, las alergias sí requieren de un seguimiento médico adecuado. Acude al pediatra para saber que tu hijo está bien.
Del mismo modo, también es útil y práctico hacer deporte en familia ya que la actividad física ayuda al niño a regular las horas del sueño. También es importante evitar las exposición prolongada ante el sol. Una dieta adecuada también ayuda mucho a compensar ese desgaste interno y físico que genera la astenia primaveral. Los zumos de frutas están cargados de vitaminas y son muy sanos.
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