En la región incisiva de la mucosa alveolar de la encía puede asentar esta lesión que es como un hematoma embrionario y que, como en el caso anterior, si es pequeño, se deja evolucionar hasta su desaparición, pero si es grande o no desaparece, tendrá que ser extirpado.
Frenillo
El sublingual es muy frecuente y rara vez hay que cortarlo, ya que con el paso de las semanas se va elongando y no impide el movimiento de la lengua hacia el paladar para exprimir el pezón de la madre.
Si existen problemas con la lactancia o es tan corto que ocasiona una imposibilidad casi total de separar la lengua del suelo de la boca, estará indicado el seccionarlo.
Suele ser un procedimiento fácil que no precisa de anestesia y que se puede hacer en la propia consulta del pediatra con la única precaución de controlar la rara complicación de sangrado excesivo que se controla con una simple presión en la zona.
El otro tipo de frenillo es el del labio superior que en el lactante no se corta, ya que suele ser muy fibroso y no se recomienda el seccionarlo. Este tipo de frenillo es el responsable de la frecuente separación de los incisivos superiores. El tratamiento suele ser cortarlo con láser sobre los seis años de vida, aunque en la mayoría de los casos no es necesario, por haberse ido rompiendo por los pequeños traumatismos en dicha zona que son normales en lactantes y preescolares.
Muguet bucal y estomatitis aftosa
El muguet es una lesión de origen micótico que afecta a las encías y a la lengua. Su aspecto es el de una placa de color blanquecino característico y que ocasiona, además de pequeñas molestias, el rechazo del alimento en muchos bebés.
Su tratamiento se realiza a base de antifúngicos en forma de gel y también es importante controla el pezón materno, las tetinas o los chupetes que pueden ser la puerta de entrada del hongo.
Por otro lado, la estomatitis aftosa, aunque se da en lactantes algo mayores, también puede aparecer en el bebé y ocasiona, además del rechazo en las tomas por el dolor que le produce el roce del alimento sobre las llagas de la boca, la existencia de fiebre y en muchos casos sangrado de la cavidad oral.
El tratamiento, al ser un virus el causante, se basará en tratar las molestias mediante la aplicación de productos adecuados, vigilando muy de cerca la hidratación del bebé, ya que ésta es la que se va a ver más afectada por el dolor, que impide, en muchas ocasiones, alimentar de forma correcta al bebé.
Imagen: nosotros2
Afecciones bucales en los bebés I – Afecciones bucales en los bebés II